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viernes, 28 de octubre de 2011

Rolando Páucar: Se encamina el futuro de la energía nuclear

El presidente del Instituto de Investigación para la Energía y el Desarrollo habló del futuro de la energía nuclear, apropósito del reciente accidente en Fukushima.

RPP .com.pe .- El accidente de Fukushima ha planteado nuevos retos y han surgido importantes lecciones que necesitan ser tomadas en cuenta por todos aquellos que aún consideran seguir transitando por la ruta nuclear.

A pesar del accidente ocurrido en la central japonesa de Fukushima, aún se siguen construyendo nuevos reactores nucleares de potencia y está en aumento el uso de la radiación en la seguridad alimentaria, la salud, la protección ambiental, la gestión de los recursos hídricos y el uso de radioisótopos y radiaciones. En estos campos, las técnicas nucleares e isotópicas están realizando valiosas aportaciones al desarrollo socioeconómico de muchos países del mundo”, manifestó el científico Rolando Páucar Jáuregui.

Páucar ofreció estas declaraciones durante la presentación de su libro, “Ciencia y tecnología: el observatorio nuclear”, en la edición número 32 de la Feria del Libro Ricardo Palma.

“Este obra compila una serie de artículos cuyo objetivo principal ha sido difundir los beneficios de la energía nuclear, tanto a nivel mundial como en el Perú. Somos conscientes del inmenso background que tiene este recurso, una historia que ha sido marcada por accidentes emblemáticos como el de Chernobyl y Fukushima, pero también sabemos que es parte de lo que se podría denominar una propaganda oscura que se quiere dar de la energía nuclear”, indicó.

martes, 25 de octubre de 2011

Ciencia y Tecnología: Invirtiendo para el Futuro

Rolando Páucar Jáuregui, Físico Nuclear / Presidente del Instituto de Investigación para la Energía y el Desarrollo (IEDES)

Diario Gestión.- Resulta un hecho relevante la discusión sobre la necesidad de verdaderas políticas de Estado respecto de la ciencia y la tecnología en el Perú; es decir, sobre un proyecto que se aplique sostenidamente por veinte o treinta años, como viene sucediendo en el caso de Brasil, por ejemplo.

La ciencia y la tecnología para el desarrollo del país, sólo será posible en un país con un proyecto educativo que alcance a toda la sociedad y enmarcado en un modelo de desarrollo y distribución justo y equitativo. El Perú, como país de inclusión a través de la educación nunca ha existido. Pensar, entonces, en el desarrollo científico y tecnológico sobre estas bases es una fantasía, a menos que este diseñado para unos pocos.

Por esta razón en mi opinión la propuesta de un Ministerio de Ciencia y Tecnología no creo que  sea la solución, por ahora. Las prioridades deben centrarse en promover un proyecto educativo inclusivo, buscar un incremento en el presupuesto para CYT, generar un proyecto de incentivos tributarios para quienes apuesten por la CYT y diseñar políticas públicas en CYT coherentes con nuestra realidad y para todo ellos no se necesita crear un Ministerio. Otro asunto es el sistema nacional de innovación del Perú que enfrenta múltiples deficiencias de articulación y financiamiento, que hacen necesarias soluciones nuevas y creativas.

Es prioritario realizar una gran inversión en la formación de recursos humanos, enfatizando la expansión de la formación de postgrado para científicos e ingenieros, tanto en el Perú como en el exterior. Nuestra meta debería ser duplicar en cuatro años el número de científicos e ingenieros peruanos que obtienen doctorados en el exterior, para luego, mediante programas de investigación insertarlos en las empresas públicas y privadas del país. Pero también formar a futuros técnicos. Por otro lado necesitamos invertir en infraestructura tecnológica, más laboratorios, más centros tecnológicos. Necesitamos invertir en Ciencia y Tecnología.

Evidentemente cuando un Estado destina recursos bajo la forma de inversión específica se pregunta por el aporte de este bien al desempeño económico del país y el tiempo estimado en que lo invertido será recuperado, el Perú precisa dar los primeros pasos para fundamentar  la inversión en ciencia y tecnología, sino todo queda en el discurso ideológico. Realizar análisis a futuro para orientar la planificación estratégica en ciencia, tecnología e innovación nacional, es una prioridad, armonizando las propuestas para la planificación nacional en ciencia, tecnología e innovación, sobre la base de prioridades sectoriales y regionales.

Las supernovas y el Nobel

Por: Tomás Unger
 
Martes 25 de Octubre del 2011
 
Diario El Comercio.- Hace más de 80 años sabemos que el universo está en expansión; lo que no sabíamos hasta 1998 era que la expansión se estaba acelerando. En aquella oportunidad informamos sobre este descubrimiento que se debe a la observación de supernovas y plantea grandes incógnitas. Los descubridores acaban de hacerse acreedores al Premio Nobel de Física.

LOS EQUIPOS
Hace trece años dos equipos de científicos, en forma independiente, anunciaron un descubrimiento inesperado que plantea una serie de incógnitas, al que la revista “Science” llamó el descubrimiento crucial de 1998. El equipo del laboratorio Lawrence Berkeley, dirigido por el físico S. Perlmutter y, por otro lado, los astrónomos encabezados por el australiano Brian Schmidt con Adam Riess, de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore, estudiaron los objetos más lejanos visibles del universo, las supernovas, para establecer parámetros que permitan medir su distancia y velocidad.

LAS SUPERNOVAS
Una supernova (ver esta página del 17 de junio de 1997) es la explosión más espectacular que se da en el universo, y que puede alcanzar por breve tiempo la luminosidad de una galaxia con 100.000 millones de estrellas. Su brillo se puede generar de dos maneras: la tipo I, es la explosión termonuclear de una estrella enana blanca; la tipo II, es el colapso catastrófico de una estrella masiva que ha agotado su combustible nuclear. Ambas explosiones siguen un proceso que pasa por varias etapas en las que produce los elementos pesados que luego forman nuevas estrellas y planetas.

Los metales pesados que forman la corteza terrestre provienen de una supernova. Arrojados al espacio, eventualmente se juntan para formar sistemas solares como el nuestro. Las supernovas ocurren en una galaxia aproximadamente cada cien años; en la nuestra la última fue la de 1604, que, registrada por Tycho Brahe y Kepler, inspiró a Shakespeare para escribir “Hamlet”.

En nuestra generación pudimos ver la del 23 de febrero de 1987, aunque no ocurrió en nuestra galaxia sino en la nube Magallánica, una de nuestras galaxias satélites, a 160 mil años luz de distancia. Aunque es una distancia mayor que toda nuestra galaxia, astronómicamente es ‘aquí nomás’, por lo que pudo verse por varios días sin telescopio. Si bien las supernovas no son tan frecuentes en nuestra galaxia, en el universo ocurren a razón de 10 veces por segundo.

LAS DISTANCIAS
Como los dos tipos de supernova y su magnitud son homogéneos a través del universo, son un excelente parámetro para medir distancias. A principios de siglo, las estrellas cefeidas, que fluctúan periódicamente de magnitud, sirvieron para medir distancias relativamente cercanas. La astrónoma Henrietta Swan-Lewitt descubrió que su magnitud absoluta coincide con su período de variación y que, conociendo su magnitud absoluta, por su magnitud relativa se podía calcular su distancia.

Desgraciadamente las cefeidas son demasiado débiles para ser observadas en galaxias lejanas. A cientos de millones de años luz es imposible resolver estrellas individuales al punto de conocer su magnitud. Sin embargo una supernova, que tiene la brillantez de hasta miles de millones de soles, es visible aun cuando se produce en una galaxia muy distante, lo que permite determinar qué clase de supernova es y conocer su magnitud.

Al conocer la magnitud absoluta de la supernova, se puede estimar la distancia de la galaxia en la cual se ha producido. Con nuevos telescopios y el Hubble en el espacio, nuestra capacidad de observar objetos muy lejanos ha aumentado, lo que nos ha permitido observar galaxias que se encuentran a miles de millones de años luz.

CÁMARAS
Como hay miles de millones de galaxias, a pesar de que no se producen con frecuencia, las supernovas ocurren constantemente en el universo. Esto ha permitido a los astrónomos una observación permanente del cielo con cámaras provistas de CCD (dispositivos de carga acoplada) en vez de película. El CCD equivale a una retina electrónica con 100 millones de píxeles (puntos sensibles a la luz), que digitalizan la imagen.

De esta manera se han registrado, cada cierto tiempo, imágenes digitales de miles de galaxias. Las imágenes se sobreponen y se resta todo aquello que no ha variado. Si en el tiempo trascurrido ha ocurrido una supernova, aparecerá nítidamente en la imagen. Por la luminosidad y el espectro de la supernova se puede determinar a qué distancia se encuentra la galaxia y a qué velocidad se está alejando.

VELOCIDAD
Como hemos visto anteriormente (ver esta página del 1 de octubre del 2001), cuanto más lejanas las galaxias, más rápido se alejan. Dimos como ejemplo las distancias en la Tierra. Si esta fuera un globo que duplica su perímetro en una hora, Huacho, que está a 100 km, estaría a 200 km y Piura, que está a 1.000 km, estaría a 2.000 km. Por consiguiente, la velocidad de Huacho sería 100 km por hora y la de Piura, 1.000 km por hora.

Esto sería el caso de una expansión uniforme pero, para sorpresa de los físicos y astrónomos, ambos llegaron a una conclusión sorprendente: la expansión del universo se acelera. En otras palabras, el universo se expande cada vez más rápido, lo cual no tiene hasta ahora una explicación.

Lo lógico sería que, debido a la gravedad, la expansión se frenara gradualmente hasta detenerse y reiniciar el proceso inverso: el colapso. Sin embargo, las recientes medidas de la radiación de fondo, las microondas residuales del Big Bang que originó el universo, confirman la expansión acelerada. Esto ha dado lugar a varias hipótesis, siendo una de ellas la presencia de una fuerza antigravitacional llamada energía oscura.

Esta es la única explicación hasta ahora, aunque no existe manera de comprobarla. Anteriormente los astrónomos ya han planteado la existencia en el universo de materia oscura, masa indetectable con nuestros medios de observación, indispensable para explicar el equilibrio dinámico de las galaxias.

A raíz del descubrimiento de los ganadores del Nobel, Perlmutter, Schmidt y Riess, surge la hipótesis de una fuerza antigravitacional, que acelera la expansión del universo, fenómeno sin explicación que la observación de las supernovas ha confirmado. Según los astrofísicos, el universo tiene 13.700 millones de años y solo un 4,4% es materia que conocemos (compuesta de átomos), cerca del 23% es materia oscura y el 73% restante sería la misteriosa energía negra.

Presentan libro que explica usos, ventajas y futuro de energía nuclear

Correo / Lima - El físico nuclear y presidente del Instituto de Investigación para la Energía y el Desarrollo (IEDES), Rolando Páucar Jáuregui, presentará su segundo libro intitulado "Ciencia y Tecnología: El Observatorio Nuclear", una recopilación de artículos publicados en diversos medios que explican los usos de la energía nuclear, sus ventajas y su futuro.

La presentación se realizará hoy a las 8 de la noche en el Salón de Actos de la Municipalidad de Miraflores como parte de la 32 Feria del Libro Ricardo Palma. La obra es editada por Fondo Editorial de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSNM).

En los referidos artículos, el connotado científico, da a conocer las bondades de la energía nuclear y las razones por las cuales él, como experto en la materia, la recomienda mediante sistemas controlados para su uso en diversos aspectos, desde domésticos hasta industriales.

Según Rolando Páucar, no se puede hablar de una lucha frontal contra la pobreza si no la abordamos desde la perspectiva del desarrollo sustentable. Por ello, resalta la necesidad de aprovechar la energía nuclear con sus variadas aplicaciones para hacer realidad ese objetivo.

"Tal es el caso de la Medicina Nuclear que se ha extendido con gran rapidez mediante el uso de radio fármacos, ya que en terapia médica, con las técnicas nucleares, se puede combatir ciertos tipos de cáncer. Con frecuencia se utilizan tratamientos en base a irradiaciones con rayos gamma provenientes de fuentes de Cobalto-60, así como también agujas e hilos de Iridio, combinando el tratamiento con una adecuada y prematura detección del cáncer, se obtiene terapias con exitosos resultados", indicó.

La bomba nuclear más potente de EE.UU. será desmantelada en Texas

La B-53 fue creada en 1962, durante en los momentos más tensos de la Guerra Fría, y tiene un poder equivalente a 600 bombas de Hiroshima.

Washington (EFE). Estados Unidos pondrá fin hoy a una historia que comenzó hace casi 50 años al desmantelar su última bomba nuclear de gran potencia, un artefacto 600 veces más poderoso que el lanzado sobre Hiroshima (Japón) en 1945.

Creada en los momentos más tensos de la Guerra Fría, en 1962, la bomba B-53 que hoy se desmontará en Texas es el arma más poderosa que posee Estados Unidos, según informa hoy el diario “Texas Star-Telegram”.

Sus más de 4,5 toneladas de peso descansaban en la única planta de ensamblaje de armas nucleares del país, cerca de la localidad de Amarillo, a la espera de su turno en un programa de desmantelamiento que comenzó en los años 80.

Para el funcionario de mayor rango en esa planta de armas nucleares, Steve Erhart, despiezar la última B-53 es poner fin a “una gran parte del plan estratégico estadounidense en la Guerra Fría”.

PUNTO CLAVE EN LA HISTORIA
“Su desmantelamiento es un punto clave en la historia”, dijo al diario. “Significa borrar de la faz de la Tierra una gran cantidad de poder destructivo”.

Las B-53 se diseñaron para ser lanzadas desde bombarderos B-52 e impactar en su objetivo incluso si se encontraba en un búnker, al enviar ondas de energía similares a las de un terremoto a través del subsuelo, destruyendo todo lo que encontraba a su paso.

Con unos 135 kilogramos de explosivos situados alrededor de su núcleo de uranio, la bomba tenía un potencial de 9 megatoneladas de TNT, unas seiscientas veces mayor que la detonada sobre Hiroshima.

Desmontar un artefacto tan antiguo y de un tamaño similar al de un automóvil familiar “ha presentado muchos retos”, según reconoció Erhart, cuyo equipo tuvo que “crear nuevas soluciones para lidiar de forma segura con una bomba de esas dimensiones”.

INSTRUCCIONES DE OBAMA
El desmantelamiento de la última B-53 llega un año antes de lo previsto, según el Departamento de Energía, en respuesta a las instrucciones del presidente Barack Obama de acelerar el proceso de liquidación de las armas nucleares.

En total, las plantas nucleares estadounidenses crearon alrededor de cincuenta B-53, y las últimas de ellas fueron retiradas del arsenal activo del país en 1997.

Una vez que se desmantele el más antiguo de los artefactos nucleares, el personal de la planta de Pantex deberá ser reeducado para trabajar en otras armas que Estados Unidos pueda necesitar.

“La B-53 fue un arma desarrollada en otro tiempo, para un mundo diferente. El mundo será más seguro con su desaparición”, dijo en un comunicado el director de la Administración Nacional de Seguridad Nacional de EE.UU., Thomas D‘Agostino

Expertos plantean soluciones tecnológicas a los problemas del agua en el Perú

Diario El Comercio.- Lima fue sede de la Hackatón del Agua, un evento del Banco Mundial realizado también en El Cairo, Londres, Tel Aviv, Washington DC, entre otras

Programadores informáticos y diseñadores de diversas partes del mundo participaron en una competencia maratónica de 48 horas para crear soluciones tecnológicas a desafíos del agua y saneamiento en el Perú.

Los profesionales asistieron a la convocatoria realizada por el Banco Mundial y desarrolladores de tecnología de la NASA, Google, Hewlett Packard, Microsoft y Yahoo en diez ciudades alrededor del mundo. Lima fue una de las sedes elegidas para el desarrollo de la “Hackatón del Agua”.

Los casi 40 profesionales participantes plantearon ocho soluciones puntuales a los problemas del agua, entre ellas la creación de un sistema para capacitar e interconectar municipios rurales, prototipos para captar agua de fuentes alternativas (como la neblina), o dispositivos de bajo costo que permitan el ahorro de agua en los sanitarios.

Una de las dos soluciones ganadoras facilitará a la población el acceso a información sobre el recurso hídrico del país de una manera amigable y directa gracias a la creación en Google Maps del trazado de todos los ríos y lagos del Perú (documentados por la Autoridad Nacional del Agua).

“Esta herramienta también permitirá a los ciudadanos poder informar a la comunidad en general sobre eventos relacionados con el agua (contaminación, conflictos sociales, inundaciones, etc.)”, indicó el Banco Mundial en un comunicado.

Iris Marmanillo, Coordinadora de Perú del Programa de Agua y Saneamiento del Banco Mundial, dijo que “muchos de los desafíos más apremiantes del mundo en desarrollo están relacionados a temas vinculados al agua. En ese sentido la contribución de los especialistas en estos temas es fundamental (..) Es por ello que, en la búsqueda de soluciones no tradicionales a este problema, el Banco Mundial promovió la Hackatón del Agua”.

Además de Lima, la Hackatón del Agua se llevó a cabo simultáneamente en Bangalore, El Cairo, Lagos, Londres, Nairobi, Tel Aviv, y Washington DC.

    miércoles, 19 de octubre de 2011

    Expertos verán política pública en ciencia

    La ministra de Educación, Patricia Salas, dijo que se creará una comisión que propondrá la hoja de ruta de un plan científico y tecnológico.

    Perú 21.pe .- La ministra de Educación, Patricia Salas, anunció hoy la próxima creación de una comisión de expertos que será integrada por científicos peruanos que trabajan en Perú y el extranjero para elaborar la política pública en ciencia, tecnología e innovación.

    Durante su presentación en la Comisión de Ciencia, Innovación y Tecnología del Congreso, Salas precisó que dicha instancia tendrá un plazo de 90 días desde su creación para emitir su primer informe.

    Además, señaló que los expertos propondrán la hoja de ruta para el diseño de un plan científico con inclusión social en el país y su estructura de financiamiento. Asimismo, sugerirán las normas de gestión necesarias para generar avances concretos en el ámbito científico.

    La ministra dio a conocer a los legisladores integrantes del citado grupo de trabajo que la partida presupuestal asignada para la investigación científica y tecnológica en el país representa el 0.15% del Producto Bruto Interno (PBI).

    Sin embargo, dijo que su portafolio considera necesario que esa cifra se incremente a 0.70%, teniendo en cuenta que la educación, ciencia, tecnología e innovación son fundamentales para el desarrollo del Perú y su crecimiento sostenido.

    Salas O’Brien agregó que en el programa Beca 18 prevalecerá la formación del estudiante en los ámbitos mencionados, a fin de que logren una buena formación profesional y luego vuelquen sus conocimientos al servicio del progreso de la nación.

    martes, 18 de octubre de 2011

    UNMSM presentará el libro "Ciencia y Tecnología: El Observatorio Nuclear"

    Es la segunda obra del científico Rolando Páucar Jaúregui.

    La República.pe.-  La presentación se realizará el 25 de octubre a las 8 de la noche en el Salón de Actos de la Municipalidad de Miraflores como parte de la 32 Feria del Libro Ricardo Palma.

    El científico, Rolando Páucar Jaúregui, presentará su segundo libro "Ciencia y Tecnología: El Observatorio Nuclear", una recopilación de artículos que explican los usos de la energía nuclear y las ventajas que esta tiene.

    Según Rolando Páucar, no se puede hablar de una lucha frontal contra la pobreza si no la abordamos desde la perspectiva del desarrollo sustentable. Por ello, resalta la necesidad de aprovechar la energía nuclear con sus variadas aplicaciones para hacer realidad ese objetivo.

    El objetivo del libro es hacer entender que la energía nuclear así como en todas las disciplinas científicas, puede engendrar tantos milagros como catástrofes, pero es la sabiduría del ser humano y la sociedad, las que tienen la obligación de evitar sus efectos perniciosos.

    En la ceremonia estarán presentes connotados periodistas y comentaristas del libro como: Roberto Ochoa, editor de Internacionales del Diario La República, Bruno Ortiz Bisso, editor de Vida y Futuro de El Comercio y César Arias Quincot, internacionalista y ex editor de Opinión del Diario El Peruano. 

    martes, 11 de octubre de 2011

    El Sol y la edad de la Tierra (II)

    Por: Tomás Unger
     
    Martes 11 de Octubre del 2011
     
    Diario El Comercio.- A fines del siglo XVIII, mientras los científicos discutían la edad de la Tierra con los teólogos que, basados en la Biblia, le daban 4004 años, los astrónomos y físicos tenían otra preocupación: el Sol. Con excepción de los terremotos, volcanes, géiseres y mareas*, todo lo que se mueve en la Tierra lo hace con la pequeñísima parte de la energía solar que nos llega debido a su distancia.

    El Sol tiene 1’390.000 km de diámetro, contra 12.000 de la Tierra, y está a unos 150 millones de km. Si el Sol fuera una toronja de 14 cm, la Tierra sería una cabeza de alfiler a 15 m de distancia. Sin embargo, esa pequeñísima parte de la energía solar nos basta y sobra, aunque la mayor parte es reflejada de vuelta al espacio.

    De esa energía solo notamos tres formas: el calor, la luz visible y la luz ultravioleta (que no vemos, pero que nos quema la piel). Surgió el problema: no se conocía ningún combustible que permitiera al Sol alumbrar tanto tiempo sin agotarse.

    CARBÓN Y METEORITOS
    El físico alemán Hermann Ludwig Ferdinand von Helmholtz (1821 –1894) había calculado que si la energía solar provenía de quemar carbón, el Sol duraría solo 50.000 años. Siendo esta cifra inaceptable, se postuló la teoría de los meteoritos que, cayendo acelerados por la gravedad, producían calor suficiente. Además de no conocerse el origen de los supuestos meteoritos, estos aumentarían la masa solar acelerando la Tierra, cosa que no sucede.

    Finalmente Helmholtz recurrió a la teoría de la nebulosa protocolar que se contrae por gravedad, del físico francés Marquez de Laplace (1749 – 1827). Hechos los cálculos, la teoría de Laplace alcanzaba para que el Sol alumbrara 18 millones de años.

    Helmholtz completó su cifra en 1853; si la hubiera presentado a principios de siglo, tal vez hubiera sido aceptada pero, como vimos la semana pasada, en la segunda mitad del siglo XVIII el tema de la edad de la Tierra había entrado a una nueva fase. Cuando los geólogos descubrieron que la Tierra era mucho más antigua de lo que se había pensado, tenía decenas de millones de años, como parecían indicar los lentos cambios por acción climática. La discusión que se había originado en los fósiles pasó a los geólogos, y cuando Darwin publicó en 1859 su teoría de la evolución, las cosas empeoraron. La evolución necesitaba cientos de millones de años, y el Sol tenía que haberla calentado durante todo ese tiempo.

    LA RADIACIÓN
    Recién en 1896, cuando el físico francés Antoine Henri Becquerel (1852-1908) descubrió la radiación energética del uranio, se inició la revolución en la física, que eventualmente resolvería el problema. En 1905, cuando Einstein publicó su teoría, se pudo explicar cómo el Sol podía seguir produciendo tanta energía después de tantos millones de años. La conversión de masa en energía planteada por Einstein –llamada nuclear o atómica, por originarse en reacciones nucleares– resultó ser una fuente de energía incomparablemente más poderosa que las conocidas hasta entonces.

    La famosa fórmula de Einstein: E=mc2 (Energía = masa por la velocidad de la luz al cuadrado) indica que la materia se puede convertir directamente en energía. La relación desafía la imaginación: un gramo de masa, convertido en energía por una reacción nuclear, equivale a 670.000 galones de gasolina. Menos de cuarenta años después de planteada la teoría, el hombre demostró el poder de la energía nuclear detonando la primera bomba atómica.

    LA ENERGÍA NUCLEAR
    Con energía nuclear era fácil explicar el poder y la duración del Sol. La reacción atómica que mantiene prendido el horno solar es la conversión de hidrógeno en helio. Cada segundo 4’600.000 toneladas de masa solar se convierten en energía. Aunque nos parezca mucho, para el Sol es una minucia.

     A ese paso le tomaría más de un millón de millones de años perder 1% de su masa; su volumen es 1’300.000 veces el de la Tierra. El inmenso horno nuclear tiene temperaturas que varían de acuerdo a la distancia del centro, aunque no de manera uniforme. Se calcula que el núcleo solar, donde se convierte el hidrógeno en helio, tiene una temperatura de 16 millones de grados centígrados (un horno siderúrgico tiene 5.500 °C).

    Curiosamente, la superficie, con 6.000 °C, es la parte menos caliente del Sol; pero la parte de su atmósfera, llamada cromósfera, alcanza encima de la superficie tres millones de grados.

    DE EONES Y ÉPOCAS
    Además de sostener la vida en nuestro planeta, parece que el Sol también promueve su evolución. Hay razones para creer que la radiación solar es la principal responsable de los cambios espontáneos en los genes, causa de las mutaciones, y eventual evolución, de las especies. Así, ahora tenemos Sol para rato, que alcanza para los geólogos y biólogos, que además se encarga de sostener la vida y darle diversidad.

    Por otra parte, el descubrimiento de la radiactividad y la ‘media vida’ de los elementos radiactivos han dado una poderosa herramienta para medir la edad de la Tierra. Entre la radiactividad, los fósiles y los descubrimientos sobre la dinámica terrestre, los geólogos han podido calcular con bastante aproximación no solo la edad de la tierra sino la secuencia y duración de las diversas etapas de su evolución.

    AHORA, EL ANTROPOS
    Hoy sabemos que la Tierra tiene 4.500 millones de años, los que se han dividido en eones, estos en eras, las eras en períodos y estos en épocas. Los eones y eras, a partir de 2.500 millones de años atrás, se refieren a las formas de vida. Los períodos generalmente llevan nombres de lugares donde se ubicaron la primera vez sus estratos característicos. Las épocas sobre los últimos 65 millones de años se refieren principalmente a la fauna y flora, y todas llevan sufijo ceno (reciente). La última adición es el antropoceno, época reciente en que la Tierra es modificada por el antropos, el hombre. De ella me ocuparé en breve.

    Las mareas son causadas por la Luna y el Sol; el volcanismo, los géiseres y la deriva continental (causa de los terremotos), por el calor interior de la Tierra.

    Perú, país nuclear [pt. 2]

    ***** [continúa] *****

    Diario Perú 21 (Carlos Chavarry).- Altera sus funciones. La radiación altera las funciones más elementales de las células. Unos rayos de más, y estas dejan de hacer lo que se supone están programadas por naturaleza. Adiós ADN. Adiós descendencia.

    Es como si de pronto tus pulmones y tus intestinos bombearan sangre. Como si tu cerebro se dedicara a absorber oxígeno. Como si tu corazón no fuera más que el desagüe de todo tu cuerpo. Eso es lo que le ocurre a las celulas.

    Miles de años de evolución y en segundos todo se vuelve hacia atrás. Solo por una energía vibrátil que eres incapaz de ver.

    Un enemigo invisible.

    Uno que se deposita en el cuerpo y en cuestión de minutos u horas comienza a producir catástrofes a nivel de médula ósea, sistema cardiovascular o gastrointestinal. Casi todos estragos sin cura.
    Léase ulceraciones del esófago, estómago e intestinos, hemorragias internas con sangre contaminada que pugna por salir por cualquier agujero y escoriaciones de una piel que intenta regenerarse sin éxito. Eso, si es que en el camino no se avería el mismo sistema inmunológico ─a través de los linfomas─, o se debilitan las arterias, o cualquier pequeña bacteria que pasa a reproducirse atiborrando el cerebro, hígado o riñones, o se producen daños irreversibles en los cromosomas, o se desarrollan cáncer de pulmones, útero, colon y tiroides ─la glándula responsable del metabolismo humano─.

    Síntomas: como mínimo, vómitos, deshidratación, fiebre y pérdida de conocimiento ─más cercano al coma que al desmayo─. Como máximo, una agonía dolorosa que solo terminará cuando las células del cuerpo fallen al momento de reproducirse.
    Nada que alguien desearía a su peor enemigo.

    Todo dependerá de la cantidad de radiación recibida. O más bien dicho, del tiempo de exposición a la radiación.

    Los hijos de los infectados podrían nacer con una serie de malformaciones. Si es que logran sobrevivir a sus propias mutaciones sufridas como embriones.

    Los adultos no la tienen más fácil: si alguno sufriera náuseas y vómitos dentro de los primeros cincuenta minutos de haber sido irradiado, es que ha de fallecer en las próximas horas.
    Ni siquiera tendrá tiempo de ver caer su cabello por mechones.

    Por lo demás, nada que alguien no pudiera coger respirando el mismo aire contaminado de todos los días. O almorzando la misma cantidad de grasas y compuestos químicos una y otra vez. Nada que no se pueda pescar libremente en la playa o el campamento en un esplendoroso día de sol o fumando tranquilamente un cigarrillo. Nada que no se pueda ir incubando lentamente dentro del organismo hasta que ya no se pueda reprimir al invasor.

                                               *****

    Pionera por sus estudios de la radiactividad, Madame Curie quizá fue la primera víctima por radiación directa: murió de anemia aplásica en 1934.

    Su hija Irene, también investigadora, murió de leucemia.

    Lo cierto es que luego de las primeras pruebas científicas, los reactores nucleares comenzaron a construirse desde principios del siglo XX. Y no necesariamente para usos pacíficos. En 1945 ya existían centrales que no se usaban para producir energía sino plutonio: el insumo esencial de cualquier arma nuclear.

    Hoy se supone que existen más de 450 centrales nucleares de uso militar en el mundo. Se supone porque la cifra exacta sigue siendo un misterio.

    La razón: por estrategia, en la cifra oficial no se incluyen los submarinos nucleares que son nucleares no solo porque llevan torpedos nucleares, sino también porque son propulsados por reactores nucleares. Y en la cifra tampoco se incluyen los portaviones, que se movilizan a partir de la energía de dos reactores nucleares internos.

    Reactores de uso civil, en cambio, hay menos: solo 400 por todo el mundo.
    Un par le pertenecen al Perú.

    RP-0 y RP-10 son sus nombres. Uno está en San Borja y el otro en Carabayllo: distritos nucleares. Los dos reactores dependen del Instituto Peruano de Energía Nuclear (IPEN) y no sirven para generar energía eléctrica: mientras que con el RP-0 se realizan experimentos científicos, con el RP-10 se produce material radioactivo. Es decir, radioisótopos que se utilizan en la medicina y agricultura dentro del país.

    Si las cosas van bien, se espera colocar ese material radiactivo made in Peru en el extranjero.
    Y pensar que cuando el RP-10 fue inaugurado en 1988 por el ex presidente Alan García, la obra estaba inconclusa: faltaban equipar varios laboratorios. Los gobiernos siguientes lo hicieron operativo.

                                               *****

    ─Se llama energía nuclear porque proviene de la manipulación del núcleo del átomo, algo que se puede lograr de dos formas: fragmentándola en un proceso llamado fisión, o uniendo muchos pequeños núcleos en algo llamado fusión ─dice Rolando Páucar.

    Por ahora la fusión es lo que está en plena experimentación en Europa. La fisión ha pasado a un segundo plano porque los reactores que se hicieron famosos por sus accidentes eran de este tipo: Chernobyl y Fukushima, por ejemplo. Ambos eran de segunda generación y ya no se construyen más porque son tecnología antigua: de la década de los años cincuenta.
    Ahora estamos llegando a la cuarta generación.

    ─Con estas nuevas centrales ya no tenemos que estar midiendo manualmente los niveles de temperatura y presión durante las 24 horas del día ─dice el investigador─. Si uno solo de estos factores entrara a una fase peligrosa, el núcleo del reactor se apagaría de manera automática.

    Otras novedades: la tecnología para contener las emisiones de gas y radiación de los núcleos en caso de accidente. O que los desechos de uranio ahora son almacenados en contenedores de grafito que luego se funden: al mezclarse con este mineral, el uranio queda inservible y ya no puede ser usado como arma nuclear.

    Entonces la pregunta: Pese a todos los avances de la ciencia, ¿pueden ser muy peligrosos los reactores nucleares?
    Rolando Páucar vuelve a su tema de las probabilidades y explica que si consideramos las probabilidades de desastres naturales ─como un terremoto─, estos nos matarían con más frecuencia antes que la explosión de un reactor nuclear.
    ─Sí hay un peligro y es innegable, pero la posibilidad de que ocurra un accidente con una central nuclear es muy baja si lo comparamos a nivel de algún fenómeno natural.

    Luego agrega que incluso un terremoto no afectaría directamente las instalaciones de un reactor. Que así la pared se rajara no implicaría un accidente. Que el riesgo mayor ─la peor situación pensada─ es que el núcleo se quebrara y se escape a la atmosfera. Y que, sin embargo, en este tipo de reactores modernos, el inventario radioactivo es tan pequeño y mínimo que si se dispersa podría haber un daño de irradiación pero solo dentro de las instalaciones.

    ─Hay que pensarlo así: para que pueda ocurrir un accidente de magnitudes dentro de un reactor nuclear deben pasar muchas desgracias juntas como para provocarlo ─dice el científico peruano─. Insisto: ¿Cuántas probabilidades hay de que ocurran varias catástrofes en simultáneo para que todo salga mal?

                                               *****

    Ahora se sabrá por qué Rolando Páucar tiene tanto apremio para que se levante un reactor nuclear de producción energética en Perú.

    Primera razón: por ahora Brasil produce uranio enriquecido de 3% y 5%. Pero cuando logren construir su submarino nuclear, necesitarán uranio enriquecido al 97%. Con una producción así, tendrán suficiente material para fabricar una bomba nuclear. La primera en el continente sudamericano.

    Aunque eso es una preocupación para Estados Unidos y varios países de la región, Brasil tiene claro el objetivo: su submarino nuclear servirá para evitar que se apoderen de sus territorios ricos en petróleo y gas.

    ─La pregunta es: si nosotros somos vecinos de Brasil y significamos una llave de acceso al Océano Pacífico, ¿por qué no tenemos políticas exteriores que impliquen alianzas energéticas con este país y les podamos vender material radiactivo? ─dice el científico─. Hace 50 años y según documentos desclasificados de la CIA, un presidente norteamericano le recomendó a Getulio Vargas que construyera una carretera interoceánica que le permitiera salir al Pacífico a través de Perú. Y lo mismo: le sugería poner hidroeléctricas en los andes peruanos. Eso no es ningún secreto. Mira en lo que resultó.

    Una segunda razón: solemos preocuparnos de nuestras fronteras con Chile, y sin embargo estas son minúsculas comparadas con las que tenemos con Brasil, por ejemplo. ¿Acaso se piensa en ello?

    ─Con Brasil deberíamos fijar una orientación que nos lleve al beneficio mutuo y no a la conflictividad. Hay que aprender a negociar, sin guerras. Porque ahora solo existe un ejército que gana grandes batallas sin necesidad de armas: los empresarios. Las guerras ya pasaron de moda.

    Y el científico agrega:
    ─No necesitas un escuadrón de soldados: envías un escuadrón de empresarios que compran puertos, centrales hidroeléctricas y carreteras en otras naciones. Esa es la nueva forma de penetración. Y nosotros, como país, deberíamos formar esos nuevos ejércitos. Para eso hay que darles vida, apoyarlos.

    Tercera razón: cada accidente nuclear que ocurre es un problema internacional. No es un problema de un solo país. Por ejemplo, lo de Japón espantó a China y demás naciones vecinas. Y entonces se establecieron mecanismos de seguridad nuclear entre varios países.
    Cooperación es la palabra.

    ─Simplemente respondamos esto: si una central brasilera sufriera un accidente, ¿los efectos llegarían hasta nuestro país? Y si eso fuera cierto, ¿por qué no puede existir una alianza de estrategia nuclear entre ambos países? ─se pregunta Páucar.

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    Solo para que quede constancia.

    Mientras que en Brasil se planifican megaproyectos energéticos para las próximas cinco décadas, en Perú el RP-10 solo se enciende dos veces a la semana.

    ─Tenemos un reactor nuclear capaz de producir material radiactivo para exportar y, sin embargo, Brasil tiene que comprárselo a Canadá porque no hay nadie más cercano que se lo venda. La paradoja es que tenemos acuerdos comerciales con China y Rusia, pero no Brasil, que es un vecino nuestro ─dice Rolando Páucar.

    El RP-10 funciona de esa manera porque solo está trabajando al 10% de su capacidad instalada: su cuota de producción es demasiada alta para un mercado nacional que no necesita de mucho material nuclear.

    Y sin embargo, pocos países en la región tienen una central como el RP-10, dice el científico. Ni siquiera Chile tiene una parecida, pues acaba de perder un reactor nuclear que construyeron sobre una falla geológica. Salvo Argentina, ningún otro país latinoamericano tiene un reactor como el nuestro: la envidia sudamericana, casi un lujo para el continente, en palabras del físico peruano.

    ─El bienestar de la vida contemporánea depende de lo que se utiliza cotidianamente ─dice.
    Como cuando uno carga el celular y las baterías para el MP3, por ejemplo. O se estudia más horas y por lo tanto se mantiene encendidas la computadora y la portátil por más tiempo, o se utiliza más agua caliente en las duchas y grifos, o se observa prolongadamente la televisión para informarse y distraerse.

    ─El desarrollo de un país se mide por su consumo de energía ─dice Rolando Páucar─. Porque el indicador siempre es: ¿Cuánto consumes y cuánto es tu desarrollo?

    Perú, país nuclear [pt. 1]




    Un desastre ecológico que sufriremos aún cuando somos uno de los países menos contaminantes en todo el mundo, dado nuestra limitada capacidad industrial.

    La otra ironía: que nuestro abastecimiento energético dependa del petróleo, gas y carbón: los principales elementos responsables del calentamiento global. Y según cálculos del científico, en treinta años ya no quedarán reservas de esta energía fósil en ninguna parte del mundo.

    En términos geopolíticos, esto significa inseguridad energética en la región.
    En cualquier otro sentido, esto significa crisis económica, hambrunas, guerras y dependencia económica a países vecinos.

    Ese es el futuro próximo según Rolando Páucar Jáuregui, director del Instituto de Investigación para Energía y Desarrollo (IEDES). El científico acaba de publicar dos libros casi al mismo tiempo: Energía nuclear: Riesgo y oportunidad para Latinoamérica y la compilación de artículos periodísticos Ciencia y Tecnología: el observatorio nuclear. Ambos compendian una desmitificación del miedo a la tecnología nuclear.

    ─La paradoja es que suele hablarse del uso de energía renovable como la eólica, la solar y la proveniente de las hidroeléctricas, pero la cuestión es que si habrá cambios climáticos y estas energías dependerán de esas mismas condiciones climáticas, ¿son seguras estas fuentes de energía?

    Como pensar en construir una costosa hidroeléctrica en un lugar que en veinte años va a ser un cauce seco. O instalar un aparatoso generador eólico que solo tiene una duración de quince años.
    Desde esa perspectiva, habría otra alternativa de fuente energética. La nuclear, por ejemplo.
    La proveniente de un reactor capaz de irradiar a países enteros.

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    Posibilidad de accidentes nucleares.
    Proliferación de armas nucleares.
    Incertidumbre ante los desechos radiactivos.

    Esas son las preocupaciones masivas cada vez que se habla de energía nuclear. Tres temores reales y válidos que la prensa cotidiana ha convertido prácticamente en mitos.
    Porque los diarios no mencionan de que hay más probabilidades de daños y muertes en una central hidroeléctrica que en un reactor nuclear: de hecho, en el registro de accidentes en industrias energéticas peligrosas, las centrales ocupan el primer lugar. Luego le sigue la extracción de carbón: solo en China, cada año fallecen cinco mil obreros en esta actividad, sea por derrumbe en las minas o por alguna explosión.

    La industria petrolera no se queda atrás en esta lista de riesgos y tiene dos variantes muy conocidas: el estallido de alguna planta petroquímica o los derrames del mineral en mares y océanos que, a la larga, implica una muerte lenta de animales y personas por contaminación y calentamiento global.

    Después de todas estas actividades, recién aparece la problemática de las centrales nucleares. Y si uno hace un recuento de la cantidad de víctimas por accidentes que cada año fallecen por estar directa o indirectamente expuestos a un reactor nuclear, la cantidad es mínima.
    Lo de Fukushima ya lo demuestra. Allí ha habido tres muertos hasta el momento: dos que murieron ahogados por el tsunami y uno por paro cardíaco. Nadie por radiación.
    Se supone que hay trabajadores irradiados, pero solo es una suposición creer que van a fallecer por eso mismo, dice el científico.

    ─Existe un término que los investigadores usamos mucho: la palabra probabilidad. Por probabilidad se puede entender que solo porque recibas una pequeñísima dosis de radiación, ya estás expuesto a sufrir de un cáncer, dice Rolando Páucar.

    Y agrega:
    ─Con algo de radiación quizá puedas contaminar a una sola persona, pero no significa que contaminarás a cien más: necesitarías algo más de intensidad porque ningún organismo reacciona igual. Por lo mismo, como es un tema de probabilidades, el problema de la radiación no debería generalizarse.

                                               *****

    Si se considera que la cantidad de radiación que han recibido los operadores japoneses de Fukushima está por debajo del límite que se podría considerar una emergencia radiológica ─200 milisieverts─, entonces no necesariamente deberán sufrir trastornos por su exposición.
    Quizá lo que sufran a futuro podría deberse a su predisposición genética heredada de los padres o alguna enfermedad contraída en el tiempo. Tal vez un accidente casero podría terminar en muerte sin que la radiación haya tenido que hacer su parte.

    Probabilidades.
    Los trabajadores de Fukushima han recibido la misma cantidad de radiación que recibimos cualquiera de nosotros en una tomografía médica. O una prueba de rayos X.
    ─Las radiografías que se realizan en Estados Unidos tienen un límite mucho mayor de radiación de lo que se considera de riesgo en cualquier central nuclear ─dice Páucar.

    Es una polémica que una doctora norteamericana intensificó no hace mucho con un estudio: por una cierta cantidad de tomografías realizadas, demostró que existía un porcentaje exacto de pacientes fallecidos por la misma radiación del tratamiento.

    Lo demostró matemáticamente.
    Surgió el escándalo: ¿Qué propició la muerte de esos pacientes? ¿La enfermedad o el tratamiento?
    En otras palabras: solo por someternos a tomografías, ya podríamos estar expuestos a morir lentamente por radiación.
    Y si insistimos en su equivalente de probabilidades, también podríamos compararlo con cuántas personas tienen la posibilidad de fallecer hoy mismo en un accidente de tránsito. O con un coágulo de sangre atravesado en el cerebro.

                                              *****

    R = P x D.
    Riesgo es igual a la probabilidad multiplicada por el daño del accidente.
    Esta fórmula puede explicar el terror asociado a los reactores nucleares. La sensación de caos radiactivo. El desorden de emociones negativas.

    ─Con esta ecuación los científicos consideran siempre el factor riesgo de cualquier propuesta ─dice Rolando Paúcar─. Sin embargo, la población solo se interesa en los daños porque no se preocupa por entender las probabilidades estadísticas. Peor aún, si la percepción de peligro de esta población ─su percepción, que bien puede ser equivocada, desinformada o incompleta─ es demasiado elevada, entonces simplemente se sataniza o bloquea la alternativa científica.

    Adivinen quiénes ayudan a generar esta percepción.
    Una percepción que se construye de manera ilógica. Porque uno puede estar residiendo al lado de una gran planta química que no tiene control de emisiones contaminantes, y sin embargo vive alerta de que su almuerzo no incluya alimentos transgénicos.

    La misma preocupación que tenemos por la contaminación de los autos sin reparar que las paredes de nuestras propias casas emanan plomo por la pintura con la que fueron barnizadas.
    La misma inquietud que hace que nos preocupemos de la radiación de un horno microondas cuando todo el tiempo usamos el teléfono celular muy cerca del cuerpo ─cuando hoy la OMS previene acerca de una posibilidad cancerígena asociada─.

    ─Entonces el temor de recibir radiación de una central nuclear y morir por ello proviene de una información mal entendida ─dice el científico─. Como existe miedo, la percepción de riesgo aumenta.

    Solo por el uso indiscriminado del celular, ¿nos impacienta llevarnos una fuente de radiación ─quizá mínima, quizá no─ a la cabeza?

                                               *****

    ─El Perú es rico en posibilidades energéticas. En recursos hidroeléctricos poseemos un potencial de 60 mil megavatios. Sin embargo, solo generamos seis mil y, por consiguiente, ya estamos desabastecidos de energía ─dice Rolando Páucar.

    Más ironías: como el flujo de los ríos está disminuyendo, las hidroeléctricas peruanas se están alimentando de represas. Y una represa ─como la que se planificó para Inambari─ implica que se sumerjan miles de hectáreas de naturaleza viva: entiéndase esto como zonas boscosas, tierra fértil y restos fósiles que, al entrar en contacto con el agua y el sol, fermentan y generan metano.

    Una fuente de metano tan contaminante como la producida por la industria del carbón.
    ─Cada año deberíamos estar produciendo 300 megavatios adicionales debido al crecimiento poblacional. Pero no se producen ─dice el científico─. Es más: se pretende generar energía a partir del gas y el petróleo, pero eso es inviable porque con estos combustibles se quema una energía para producir otra energía.

    Otras alternativas: la energía eólica y solar. También inviables por los costos de su tecnología.

    El precio actual de un solo megavatio ─producido en las hidroeléctricas del país─ es de 40 dólares y es propensa a elevarse. Un megavatio obtenido con generador eólico costaría 70 dólares. Y a través de luz solar, 200.

    Con una central nuclear costaría 40 dólares ─igual que la producida con una hidroeléctrica─. Pero su beneficio agregado es que sería un precio congelado en las próximas cuatro o cinco décadas, que es el tiempo de vida promedio de un reactor nuclear. Y sin necesidad de depender del agua y combustibles fósiles.
    Solo de material radiactivo.

                                               *****

    Para producir energía de uso civil, todo reactor nuclear se alimenta de material radiactivo: ese es su combustible.

    El uranio enriquecido, por ejemplo. El mismo que ahora se le prohíbe producir a Irán. El mismo que ahora está siendo explotado por Francia en el Sahara. El mismo que ahora se procesa en Brasil para alimentar lo que será el primer submarino nuclear de la región.

    ─¿Qué si el uranio es difícil de encontrar como el petróleo o el gas? Al contrario, es facilísimo hallarlo ─dice Rolando Páucar ─. El uranio está en todas partes del mundo. Si sales al jardín de tu casa y coges un puñado de tierra, ese puñado ya contiene uranio en pequeñas proporciones. Toda la corteza terrestre está compuesta de uranio.

    Yacimientos de uranio que podrían ser la envidia de cualquier país europeo: Macusani en Puno y Concepción en Huancayo.

    Un mineral que, más allá de ser comercializado en el extranjero, bien podría servir de combustible a un eventual reactor nuclear peruano.
    ─Tampoco es necesario que dependamos exclusivamente del uranio: con un debido proceso, cualquier mineral puede convertirse en radiactivo ─dice el físico nuclear─. Si irradias el molibdeno obtendrás tecnecio, algo tan utilizado en la medicina, la agricultura y la industria en general.
    En la medicina: con la sustancia reactiva que ingieres para que tu médico pueda observar ─por contraste─ lo que ocurre dentro de tu organismo.

    Como una radiografía de colon con enema varitado, por ejemplo.

    O en la agricultura: cuando esos rozagantes y coloridos vegetales del hipermercado son irradiados para suprimir hongos y bacterias.

    ─Hay que entender que nada es gratuito en la naturaleza: nosotros mismos estamos inmersos en un mundo radiactivo, recibimos radiación por todas partes y no nos escapamos por más que nos enterremos en algún lugar ─dice Rolando Páucar─. La radiación cósmica proviene del universo entero y se encuentra en todo lo que nos rodea y en todo lo que construimos.
    De hecho, los seres humanos también somos emisores de radiación.

    Porque respiramos y almorzamos carbono 14: la misma que ayuda a detectar la antigüedad de los restos fósiles. Y porque en nuestra sangre circula potasio 40. Elementos que nos hace proyectar 48 mil fotones hacia el exterior, hacia cualquiera que se atraviese por nuestro camino, salpicándolo. Una radiación que es parte de los cambios corporales en el tiempo. Quizá incluso de la energía vital. O del alma. O del amor.

    ─La radiación no es ajena a la existencia del ser humano. Y hoy en día utilizamos fuentes radiactivas en provecho del hombre: sin una radiografía no se podría operar ni hacer diagnósticos médicos, por ejemplo. Es un riesgo aceptado por la sociedad en pos de un beneficio neto positivo, pero la gente parece olvidarlo por momentos.

    Y el científico agrega:
    ─En conclusión: tenemos la necesidad de la energía nuclear, pero esa energía ─como cualquier otra─ tiene sus amenazas.


    ─Después de Bangladesh y Honduras, el Perú es el tercer país en el mundo que sufrirá todos los estragos del cambio climático mundial. Y esto porque tenemos muchas regiones importantes y disímiles entre sí, como desiertos, selvas y nevados ─dice el físico nuclear Rolando Páucar Jáuregui.